En la década de 1920, los científicos e investigadores propusieron que los humanos evolucionaron a partir de antepasados que se desplazaban mediante braquiación, es decir, la modalidad de desplazarse por árboles por la cual algunas especies de primates se desplazan balanceándose entre las ramas mediante el uso exclusivo de sus brazos.
Sin embargo, los fósiles de homíninos y hominoideos hallados más recientemente parecían indicar a estos que el último ancestro común de humanos y chimpancés, denominado como Homo-Pan Last Common Ancestor-Homo Pan LCA- no hacía gala de este modo de movimiento, si no que se desplazaba y trepaba a los árboles valiéndose de brazos y piernas de un modo más parecido al de los chimpancés. Así, estos fósiles parecían carecer de características asociadas con la adaptación suspensoria, como huesos de los dedos más largos y curvos, y un pulgar más pequeño y menos ágil.
Actualmente un nuevo estudio y análisis publicado por un equipo multidisciplinar de científicos de las universidades de Texas A&M, Nueva York, Liverpool y Witwatersrand en Johanesburgo, y diversas instituciones como la Escuela de Medicina de Nueva York y el Consorcio de la Primatología Evolutiva de la misma ciudad, sugiere que los antepasados humanos se balancearon de las ramas de los árboles como los monos. El presente trabajo, el cual comprende un exhaustivo análisis de los huesos de las manos de varios homínidos y primates existentes sugiere que el último antepasado de humanos y chimpancés trepó y se columpió en diversos tipos de árboles con gran destreza y astucia.