En Múnich (Alemania), está Franzi, una robot que limpia, habla y canta en alemán en un hospital de la ciudad. Delicadamente, pide el favor a las personas que se aparten de su camino para limpiar, hace un segundo llamado más vehemente y si, por tercera vez debe decirlo, derrama lágrimas digitales. Limpia tres veces al día y conversa con los pacientes con el fin de distraerlos y relajarlos, sacándoles una sonrisa en medio del estrés.
Constance Rettler, representante de la firma Dr. Rettler, que fabrica el robot, asegura que «estamos atravesando una pandemia de Coronavirus. Tenemos que desinfectar tanto como sea posible, es muy importante y nos lo repetimos. Franzi puede encargarse de algunos de los pisos y eso nos da más tiempo para desinfectar otras superficies».
Un área clave para los robots es la entrega y recolección de información de personas en lugares públicos, por ejemplo, en los aeropuertos. En el Internacional de Nairobi, la capital de Kenia, hay tres robots que llegaron de China. Se llaman Jasiri, Shujaa y Tumaini, y se encargan de rociar desinfectante mientras realizan sus rondas. También toman fotos con una cámara infrarroja que escanea la temperatura de cientos de pasajeros por minuto y las registra en una base de datos.
Los hoteles no se quedan atrás en esta oportunidad de oro para implementar robots. El Hotel Sky de Sudáfrica fue el primero del continente en usar androides recepcionistas. Allí, Lexi, Micael y Ariel llevan los pedidos a las habitaciones, entregan información a los huéspedes y pueden cargar hasta 300 kilos de equipaje.