El lento acercamiento entre los Homo Sapiens, los humanos actuales, y los neandertales, desde el punto de vista intelectual, pero también genético, ha sido uno de los procesos científicos más desafiantes de las últimas décadas. La especie humana más cercana, que habitó Europa y Asia durante por lo menos 300.000 años, ha dejado de ser un espejo lejano para convertirse en un reflejo cada vez más cercano de la humanidad moderna. Este cambio se ha traducido en un imparable interés por los neandertales, que protagonizan constantes publicaciones científicas, libros de divulgación y exposiciones.
Como ha señalado el ensayista israelí Yuval Noah Harari“ por el mero hecho de haber existido, los neandertales desafían algunos de nuestros más preciados ideales e ilusiones, nos obligan a cuestionar la creencia de que el Homo sapiens se alza como la cúspide de la creación y lo que significa ser humano. Y estos asuntos son ahora más urgentes que nunca”.
Las migraciones de los Homo Sapiens de África hace unos 60.000 años provocaron la invasión de territorios de Europa y Oriente Próximo, zonas originalmente dominadas por nuestros corpulentos primos de gruesas cejas.
Las tensiones biológicas se agravaron cuando los sapiens superaron en número a sus especies hermanas. Los científicos holandeses entienden, sin embargo, que vincular la desaparición de los neandertales con las invasiones de los humanos modernos puede haber sido demasiado precipitado.